REFLEXIONANDO Y ALGO MAS... Dios te Bendiga »

sábado, 4 de diciembre de 2010

Frase


La valentía no se limita al campo de batalla.

Las verdaderas pruebas de valor son
mucho más profundas y calladas.

Son las pruebas internas,
como la de ser fieles cuando nadie nos mira,
como la de soportar el dolor cuando
la habitación se halla vacía,
como la de quedarnos solos
cuando nadie nos comprende.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Enseñaras...


Enseñarás a volar…
pero no volarán tu vuelo.

Enseñarás a soñar…
pero no soñarán tus sueños.

Enseñarás a vivir…
pero no vivirán tu vida.

Enseñarás a cantar…
pero no cantarán tu canción.

Enseñarás a pensar…
pero no pensarán como tú.

Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen,
sueñen, vivan, canten y piensen…

¡Estará en ellos la semilla del
camino enseñado y aprendido!

Rabino Edy Kaufman

martes, 30 de noviembre de 2010

REALIDADES





Nunca te justifiques a ti mismo con nadie.
Porque la persona que te quiere no lo necesita,
y la persona que no te quiere no te creerá.



No dejes que alguien se convierta
en prioridad en tu vida,
cuando tú solamente eres una opción en la suya…
Las relaciones son mejores cuando son balanceadas.



Cuando despertamos en la mañana, tenemos dos simples alternativas: volvernos a dormir y soñar, o nos despertamos y perseguimos esos sueños.
La elección es tuya.



Hacemos llorar a los que se preocupan por nosotros.
Lloramos por aquellos que nunca
se preocupan por nosotros.
Y nos preocupamos por aquellos
que nunca llorarán por nosotros.



Ésta es la realidad de la vida; es extraño pero cierto.
Una vez que te percates de ello,
nunca será tarde para cambiar.


No hagas promesas si estás contento.
No respondas si estás triste.
No tomes decisiones si estás enojado.
Piénsalo dos veces.
El tiempo es como un río.


No se puede tocar la misma gota dos veces,
porque el flujo que pasó nunca pasará otra vez.


HUELLAS


A veces parece que vamos a dejar huella,
y que nos van a seguir recordando
por aquella palabra que emitimos con tanto amor
en aquel segundo en el que amabamos tanto.
Y a veces nos sigue pareciendo que esa huella,
aunque no presente y visible,
pueda llegar a ser tan profunda
como las huellas que se quedan en nosotros
y en nuestra vida por parte de las personas
que un día pasaron
y decidieron quedarse durante un breve período de tiempo.
Lo triste es cuando ese breve periodo de tiempo
no se alarga, ya sea por el motivo de la propia persona
que quiere o debe alejarse,
o el motivo de eso a lo que llaman “destino”
y se encarga por sí mismo de separarnos
de aquella persona que nos facilita todo,
la vida, la manera de afrontar los problemas, ...
Y parece que vamos a tener siempre oportunidades
para encontrar a personas de este tipo, pero no...
Y sé que nosotros no podemos elegir
si podemos dejar o no una huella en esa persona, o en la otra,
que nos confesó mil cosas y al final se las llevó todas
en el mismo momento en que se fue por la puerta...
Y sé que no podemos insistir en dejar huella
cuando a pesar del amor y de la pasion impuesta,
esa persona se aleja porque de verdad debe alejarse,
porque debe salir de esa vida que tu estabas viviendo y compartiendo,
que tu querias para ti...
Pero supongo que las huellas que queremos que queden
no dependen única y exclusivamente de nosotros, ni de nuestros pies...
no dependen del tipo de arena que nos vayamos encontrando a cada camino.
Porque todas seran diferentes...y las huellas tambien cambiaran.
Unas se quedaran durante un tiempo, otras ni siquiera llegaran,
y otras se quedarán para siempre.
Y es aqui cuando debemos averiguar si esa huella se quedó para siempre,
y si podemos volver a ella, y volver a vivir por ella, y con ella.
Pero mientras...mientras ignoramos qué huellas dejaron de existir,
y qué huellas permanecieron...
solo nos queda seguir y caminar.
Y andar con cierto grado de seguridad que nos impida caer de nuevo.
Y dudar de nuevo..

domingo, 28 de noviembre de 2010

El tiempo...


El tiempo te obsequia un libro en blanco.
Lo que en el escribas será de tu propia inspiración.
De ti depende elegir la tinta del arcoiris de la dicha,
o la gris y opaca del desaliento y la amargura,
las palabras dulces y hermosas del lenguaje del amor
o el relato tenebroso y destructor del odio.